martes, 2 de agosto de 2011

¿Confundes los colores?

El mundo está hecho a todo color.  Nuestros ojos están equipados para percibir no sólo los colores básicos, como los del arcoíris, sino sus infinitas variedades de tonos y matices. En cualquier revista de decoración o de moda verás que se habla, por ejemplo, de azul turquesa, de rojo púrpura, amarillo mostaza o de verde limón. Pero para muchas personas esos colores son francamente sólo una idea ¡o una mancha parda! Cuando el ojo no  puede distinguir los colores o los confunde estamos ante una condición conocida como la ceguera del color. ¿Quieres saber más? Sigue leyendo…
Para Roberto, combinar la ropa siempre ha sido una faena: nunca está seguro si el color de la camisa le va bien al del pantalón, o al revés. Por suerte a su esposa no le importa sacarlo de dudas cada vez que le pregunta: “¿Estoy bien combinado?”.  La maestra de Pablito, por su parte, le dedica más tiempo y atención al niño cuando tiene que colorear para que no se sienta avergonzado ante sus compañeritos del preescolar porque sus árboles, sus flores y hasta sus animales le quedan ¡tan diferentes a los de los demás! Ella también lo ayuda a identificar las cosas en el aula que están codificadas con color, un método audiovisual tan importante en esos primeros años escolares.
Tanto Roberto como Pablito tienen una condición llamada ceguera del color o daltonismo, una condición que generalmente se hereda, es crónica y que se puede sobrellevar, pero que no tiene cura.
Las personas que la padecen pueden llevar una vida perfectamente activa y satisfactoria, pero hay cosas que les resultan más difíciles que a los demás, cosas sencillas, cotidianas, a las que nadie da importancia, como darse cuenta  si un semáforo está en verde o rojo, saber a simple vista si un tomate o una sandía están maduros o no, o seleccionar un color de pintura para una pared de la casa...

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